Raquel Meller, la “Bella Raquel”, nació en la localidad de Tarazona, capital de las comarcas Tarazona y el Moncayo en la provincia de Zaragoza, el 9 de marzo de 1888. Tonadillera y actriz, su nombre verdadero fue el de Francisca Marqués López.Sus padres Telésforo Marqués, de Añón, Zaragoza e Isabel López nacida en el pueblo de Inestrillas, procurando un mejor destino para la pequeña la envían a la localidad de Tudela, donde ingresó en el convento de las Clarisas. Después se trasladaría a Francia con una tía suya, superiora del convento de Montpellier, quien influiría en la joven Francisca para hacerla profesar como religiosa. Al negarse a cumplir con los deseos de la tía bienhechora, regresa a España para avecindarse en Barcelona donde trabajó como modista en un taller situado en la calle de Tapinería. En estas labores hizo amistad con Marta Oliver, una popular artista de variedades, y por intervención suya, la joven Francisca, aprendió algunas canciones que después interpretaría con dominio escénico.Raquel Meller se presentó por primera vez en un escenario en 1907, interpretando canciones populares del género picaresco español. Pero, su actividad propiamente como tonadillera comenzó en 1908, imprimiendo a sus actuaciones una importante variable. Sus canciones serían ahora de estructura y trasfondo sentimental con elementos dramáticos que harían más interesante su presencia en los escenarios de España y Europa. De esta época data el apelativo “La Bella Raquel”. Este mismo año realiza su primera gira por las ciudades de Valencia, Sevilla, Cartagena y Madrid, siempre con mayor éxito. La Bella Raquel cedió su nombre a Raquel Meller, personaje inolvidable que sedujo a los públicos en los turbulentos veinte y treinta.En septiembre de 1911 debuta en Barcelona, interpretando temas del maestro José Padilla: “La Violetera“y “El Relicario”. Su extensa y exitosa carrera cinematográfica data de 1919 cuando actúo en la cinta “Los arlequines de seda y oro” films rodado en tres jornadas, que luego aparecería con el título de “La gitana blanca”. En 1922: filmó bajo la dirección de Henry Roussell, la película “Rosa de Flandes”, en 1923, con la dirección del mismo Roussell rodó el film “Violetas imperiales”. “La tierra prometida” fue filmada en 1924. Sus éxitos fílmicos siguieron en 1925 y 1926 con “Ronda de noche” y “Nocturno” del realizador Marcel Silver. “Carmen” en 1926, dirigida por Jacques Feyder. “La Venenosa” en 1930 y seguidamente registró para la Fox y Movietone las cintas “Tarde de Corpus”, “La mujer del torero” y “Flor del mal”. Finalmente, en 1932 con la misma dirección del realizador Henry Roussell, repuso en la ciudad de Barcelona, la versión hablada de la cinta de 1923 “Violetas imperiales”Intérprete original de los cuplés musicalizados por el maestro andaluz José Padilla “La violetera” con letra de Eduardo Montesinos y “El relicario” escrito por Armando Oliveros y José Castelví, recorrió los escenarios europeos imponiendo estilo, clase y elegancia. “La violetera”. Fue el tema principal del film “Luces de la ciudad” (City Lights) película escrita, dirigida e interpretada por Charlie Chaplin en 1931.Durante las tres primeras décadas del siglo XX, Raquel Meller, además de famosa, fue admirada por todos los públicos del viejo continente y de América. Su estrella irradió luz propia que la proyectó internacionalmente.En 1917 conoce al escritor, periodista, diplomático y publicista guatemalteco Enrique Gómez Carrillo, con quien contrae matrimonio el 7 de agosto de 1919, en la localidad de Biarritz, Francia. Este año presenta en Paris, en el Teatro Olympia, los cuplés FLOR DE TE Y AGUA QUE NO HAS DE BEBER que constituyen un notable éxito para la artísta. En febrero de 1922, se produce su ya anunciado divorcio del escritor Gómez Carrillo.Vencido el trauma de la separación, Raquel reafirma sus triunfos en Paris. De la Ciudad Luz viaja a Argentina, Uruguay y Chile. En 1926 recorrió las ciudades de Nueva York, Filadelfia, Chicago, Boston, Baltimore y Los Ángeles.Raquel Meller residió, desde 1930, en Paris, Francia, donde se recreó en una existencia de diva internacional. En la ciudad luz alternó con las luminarias Carlos Gardel y Maurice Chevalier, a quienes llegó a superar en fama e ingresos económicos. Su agraciada voz, incomparable belleza, talento y porte de gran dama, le incorporó gracia y elegancia al Cuplé, llevado de la mano de Raquel Meller a los más exigentes salones de la sociedad de los veinte y treinta. La consagrada actriz de teatro y cine francesa Sarah Bernhardt llegó a expresar públicamente su admiración por la artista hispana denominándola, simplemente, como una “genio” y el productor cinematográfico Cecil B. de Mille la denominó como "máscara de la tragedia",La guerra civil española y la segunda guerra mundial obligaron a Raquel Meller a un cambio de ambiente. En 1937, viajó a Buenos Aires, Argentina, donde permaneció hasta 1939. Concluida la guerra civil en España, retorno a este país, avecindándose en Barcelona, donde contrajo, en 1939, segundas nupcias con el empresario de origen francés Demon Sayac, a quien había conocido en el balneario de Niza. Este matrimonio terminaría cuatro años después.Durante los años siguientes, poco a poco, Raquel Meller experimentó el síndrome de la soledad. Olvidada en Barcelona, trató de resurgir en 1957, en la oportunidad de los estrenos de las películas “El último cuplé” y “La violetera”, cintas animadas por la estelarísima Sara Montiel. Este importante acontecimiento fue aprovechado por Raquel Meller para rememorar sus antiguos tiempos de gloria. En esta situación, la diva buscó recuperar su antigua fama de estrella; pero fracasó en su intento porque las nuevas generaciones no le recordaban ya.Atrás, quedaban para la historia, las canciones que sólo ella supo interpretar e imponer en un mundo frenético: “Mala entraña” y “Flor de té” de Juan Martínez Abades, “ Doña Mariquita” de Luis Fernández Ardavín y Jacinto Guerrero, “Gitana, gitana” de Fidel Prado y Modesto Romero, “La pena”, Manuel Machado y Enrique Collet, “Bajo los puentes del Sena”, de Rafael de León, Manuel López Quiroga Miguel y Salvador Valverde López-Bailly, “Tadeo”, E. de Orbe y Modesto Romero), “La modistilla” de Raquel Meller, “Siempre Flor” y “Mariana” de Rosendo Llurba y M. Lucarelli.La bibliografía de raquel Meller fue extensa, cuantificándose sus interpretaciones en más de medio millar de canciones, conservándose para la posteridad cerca de 400 registros sonoros, muchos de los cuales han sido reeditados para solaz de las nuevas generaciones que ante la carencia de artístas que satisfagan sus inquietudes espirituales, se acercan más al pasado reciente para encontrarse con valores que permanecen unidos al recuerdo de la humanidad.Otros temas de impecable interpretación de Raquel Meller son: Agua que va río abajo, Los amores de Ana, La apache, Ay Cipriano, Ay qué cosa, Ay Ramón, Besos fríos, La billetera, La boba de Coria, La buena discípula, La Calderona, La campana, Canastilla de flores, El chispero, La chocolatera, Los claveles de Sevilla, Clavelitos del Genil, El collar rojo, Cómo se hace el amor, Dame tu piquito, Desengaño, Duérmete mi clavel, La echadora de cartas, El estudiante, Firulí firulá, La flor del mal, La font del Xirineu, La gitana hechicera, La hija del carcelero, Hungría, Los impertinentes mágicos, La isabelina, La lechera del cuento, El liberal, La linda de la aldea, Lola Triana, Mala entraña, Margaritiña, La más plantá, Más que a todo, La mexicana, Mi negro, Mimosa, La modistilla, La monjita, My baby, Nena, Novios y maridos, Oh señorita, Paca la Madriles, La peliculera, El peligro de las rosas, La pena, La Perricholi, Sus pícaros ojos, Pobre Colás, Pobre Mimí, Por no decir nada, Prietita mía, Qué inocente, Rafaeliyo, Rosa de Triana, La segadora, Si yo tuviera un millón, Siempre flor, Soy de Madrid, La tarde del Corpus, Tengo miedo torero, La tonta de capirote, Tristes recuerdos, Valencia, y Yo no sé por qué entre otros.Raquel Meller no tuvo descendencia, empero, adoptó a dos niños: Agustina Gómez Carrillo y Jordi Enric Sayac. Con ninguno de éstos mantuvo lo que podría definirse coma una relación madre-hijos y las existencias de ellos terminarían trágicamente.Ingresada de urgencia al hospital de la Cruz Roja de Barcelona, falleció a consecuencia de una embolia cerebral, el 26 de julio de 1962. Sus restos reposan en el Cementerio de Montjuïc de Barcelona, España.
viernes, 19 de junio de 2009
RAQUEL MELLER
Por: Dra. Egly Colina Marín, Abogado especialista en Derecho Privado. Profesora de Castellano, Literatura y Latín
Raquel Meller, la “Bella Raquel”, nació en la localidad de Tarazona, capital de las comarcas Tarazona y el Moncayo en la provincia de Zaragoza, el 9 de marzo de 1888. Tonadillera y actriz, su nombre verdadero fue el de Francisca Marqués López.Sus padres Telésforo Marqués, de Añón, Zaragoza e Isabel López nacida en el pueblo de Inestrillas, procurando un mejor destino para la pequeña la envían a la localidad de Tudela, donde ingresó en el convento de las Clarisas. Después se trasladaría a Francia con una tía suya, superiora del convento de Montpellier, quien influiría en la joven Francisca para hacerla profesar como religiosa. Al negarse a cumplir con los deseos de la tía bienhechora, regresa a España para avecindarse en Barcelona donde trabajó como modista en un taller situado en la calle de Tapinería. En estas labores hizo amistad con Marta Oliver, una popular artista de variedades, y por intervención suya, la joven Francisca, aprendió algunas canciones que después interpretaría con dominio escénico.Raquel Meller se presentó por primera vez en un escenario en 1907, interpretando canciones populares del género picaresco español. Pero, su actividad propiamente como tonadillera comenzó en 1908, imprimiendo a sus actuaciones una importante variable. Sus canciones serían ahora de estructura y trasfondo sentimental con elementos dramáticos que harían más interesante su presencia en los escenarios de España y Europa. De esta época data el apelativo “La Bella Raquel”. Este mismo año realiza su primera gira por las ciudades de Valencia, Sevilla, Cartagena y Madrid, siempre con mayor éxito. La Bella Raquel cedió su nombre a Raquel Meller, personaje inolvidable que sedujo a los públicos en los turbulentos veinte y treinta.En septiembre de 1911 debuta en Barcelona, interpretando temas del maestro José Padilla: “La Violetera“y “El Relicario”. Su extensa y exitosa carrera cinematográfica data de 1919 cuando actúo en la cinta “Los arlequines de seda y oro” films rodado en tres jornadas, que luego aparecería con el título de “La gitana blanca”. En 1922: filmó bajo la dirección de Henry Roussell, la película “Rosa de Flandes”, en 1923, con la dirección del mismo Roussell rodó el film “Violetas imperiales”. “La tierra prometida” fue filmada en 1924. Sus éxitos fílmicos siguieron en 1925 y 1926 con “Ronda de noche” y “Nocturno” del realizador Marcel Silver. “Carmen” en 1926, dirigida por Jacques Feyder. “La Venenosa” en 1930 y seguidamente registró para la Fox y Movietone las cintas “Tarde de Corpus”, “La mujer del torero” y “Flor del mal”. Finalmente, en 1932 con la misma dirección del realizador Henry Roussell, repuso en la ciudad de Barcelona, la versión hablada de la cinta de 1923 “Violetas imperiales”Intérprete original de los cuplés musicalizados por el maestro andaluz José Padilla “La violetera” con letra de Eduardo Montesinos y “El relicario” escrito por Armando Oliveros y José Castelví, recorrió los escenarios europeos imponiendo estilo, clase y elegancia. “La violetera”. Fue el tema principal del film “Luces de la ciudad” (City Lights) película escrita, dirigida e interpretada por Charlie Chaplin en 1931.Durante las tres primeras décadas del siglo XX, Raquel Meller, además de famosa, fue admirada por todos los públicos del viejo continente y de América. Su estrella irradió luz propia que la proyectó internacionalmente.En 1917 conoce al escritor, periodista, diplomático y publicista guatemalteco Enrique Gómez Carrillo, con quien contrae matrimonio el 7 de agosto de 1919, en la localidad de Biarritz, Francia. Este año presenta en Paris, en el Teatro Olympia, los cuplés FLOR DE TE Y AGUA QUE NO HAS DE BEBER que constituyen un notable éxito para la artísta. En febrero de 1922, se produce su ya anunciado divorcio del escritor Gómez Carrillo.Vencido el trauma de la separación, Raquel reafirma sus triunfos en Paris. De la Ciudad Luz viaja a Argentina, Uruguay y Chile. En 1926 recorrió las ciudades de Nueva York, Filadelfia, Chicago, Boston, Baltimore y Los Ángeles.Raquel Meller residió, desde 1930, en Paris, Francia, donde se recreó en una existencia de diva internacional. En la ciudad luz alternó con las luminarias Carlos Gardel y Maurice Chevalier, a quienes llegó a superar en fama e ingresos económicos. Su agraciada voz, incomparable belleza, talento y porte de gran dama, le incorporó gracia y elegancia al Cuplé, llevado de la mano de Raquel Meller a los más exigentes salones de la sociedad de los veinte y treinta. La consagrada actriz de teatro y cine francesa Sarah Bernhardt llegó a expresar públicamente su admiración por la artista hispana denominándola, simplemente, como una “genio” y el productor cinematográfico Cecil B. de Mille la denominó como "máscara de la tragedia",La guerra civil española y la segunda guerra mundial obligaron a Raquel Meller a un cambio de ambiente. En 1937, viajó a Buenos Aires, Argentina, donde permaneció hasta 1939. Concluida la guerra civil en España, retorno a este país, avecindándose en Barcelona, donde contrajo, en 1939, segundas nupcias con el empresario de origen francés Demon Sayac, a quien había conocido en el balneario de Niza. Este matrimonio terminaría cuatro años después.Durante los años siguientes, poco a poco, Raquel Meller experimentó el síndrome de la soledad. Olvidada en Barcelona, trató de resurgir en 1957, en la oportunidad de los estrenos de las películas “El último cuplé” y “La violetera”, cintas animadas por la estelarísima Sara Montiel. Este importante acontecimiento fue aprovechado por Raquel Meller para rememorar sus antiguos tiempos de gloria. En esta situación, la diva buscó recuperar su antigua fama de estrella; pero fracasó en su intento porque las nuevas generaciones no le recordaban ya.Atrás, quedaban para la historia, las canciones que sólo ella supo interpretar e imponer en un mundo frenético: “Mala entraña” y “Flor de té” de Juan Martínez Abades, “ Doña Mariquita” de Luis Fernández Ardavín y Jacinto Guerrero, “Gitana, gitana” de Fidel Prado y Modesto Romero, “La pena”, Manuel Machado y Enrique Collet, “Bajo los puentes del Sena”, de Rafael de León, Manuel López Quiroga Miguel y Salvador Valverde López-Bailly, “Tadeo”, E. de Orbe y Modesto Romero), “La modistilla” de Raquel Meller, “Siempre Flor” y “Mariana” de Rosendo Llurba y M. Lucarelli.La bibliografía de raquel Meller fue extensa, cuantificándose sus interpretaciones en más de medio millar de canciones, conservándose para la posteridad cerca de 400 registros sonoros, muchos de los cuales han sido reeditados para solaz de las nuevas generaciones que ante la carencia de artístas que satisfagan sus inquietudes espirituales, se acercan más al pasado reciente para encontrarse con valores que permanecen unidos al recuerdo de la humanidad.Otros temas de impecable interpretación de Raquel Meller son: Agua que va río abajo, Los amores de Ana, La apache, Ay Cipriano, Ay qué cosa, Ay Ramón, Besos fríos, La billetera, La boba de Coria, La buena discípula, La Calderona, La campana, Canastilla de flores, El chispero, La chocolatera, Los claveles de Sevilla, Clavelitos del Genil, El collar rojo, Cómo se hace el amor, Dame tu piquito, Desengaño, Duérmete mi clavel, La echadora de cartas, El estudiante, Firulí firulá, La flor del mal, La font del Xirineu, La gitana hechicera, La hija del carcelero, Hungría, Los impertinentes mágicos, La isabelina, La lechera del cuento, El liberal, La linda de la aldea, Lola Triana, Mala entraña, Margaritiña, La más plantá, Más que a todo, La mexicana, Mi negro, Mimosa, La modistilla, La monjita, My baby, Nena, Novios y maridos, Oh señorita, Paca la Madriles, La peliculera, El peligro de las rosas, La pena, La Perricholi, Sus pícaros ojos, Pobre Colás, Pobre Mimí, Por no decir nada, Prietita mía, Qué inocente, Rafaeliyo, Rosa de Triana, La segadora, Si yo tuviera un millón, Siempre flor, Soy de Madrid, La tarde del Corpus, Tengo miedo torero, La tonta de capirote, Tristes recuerdos, Valencia, y Yo no sé por qué entre otros.Raquel Meller no tuvo descendencia, empero, adoptó a dos niños: Agustina Gómez Carrillo y Jordi Enric Sayac. Con ninguno de éstos mantuvo lo que podría definirse coma una relación madre-hijos y las existencias de ellos terminarían trágicamente.Ingresada de urgencia al hospital de la Cruz Roja de Barcelona, falleció a consecuencia de una embolia cerebral, el 26 de julio de 1962. Sus restos reposan en el Cementerio de Montjuïc de Barcelona, España.
Raquel Meller, la “Bella Raquel”, nació en la localidad de Tarazona, capital de las comarcas Tarazona y el Moncayo en la provincia de Zaragoza, el 9 de marzo de 1888. Tonadillera y actriz, su nombre verdadero fue el de Francisca Marqués López.Sus padres Telésforo Marqués, de Añón, Zaragoza e Isabel López nacida en el pueblo de Inestrillas, procurando un mejor destino para la pequeña la envían a la localidad de Tudela, donde ingresó en el convento de las Clarisas. Después se trasladaría a Francia con una tía suya, superiora del convento de Montpellier, quien influiría en la joven Francisca para hacerla profesar como religiosa. Al negarse a cumplir con los deseos de la tía bienhechora, regresa a España para avecindarse en Barcelona donde trabajó como modista en un taller situado en la calle de Tapinería. En estas labores hizo amistad con Marta Oliver, una popular artista de variedades, y por intervención suya, la joven Francisca, aprendió algunas canciones que después interpretaría con dominio escénico.Raquel Meller se presentó por primera vez en un escenario en 1907, interpretando canciones populares del género picaresco español. Pero, su actividad propiamente como tonadillera comenzó en 1908, imprimiendo a sus actuaciones una importante variable. Sus canciones serían ahora de estructura y trasfondo sentimental con elementos dramáticos que harían más interesante su presencia en los escenarios de España y Europa. De esta época data el apelativo “La Bella Raquel”. Este mismo año realiza su primera gira por las ciudades de Valencia, Sevilla, Cartagena y Madrid, siempre con mayor éxito. La Bella Raquel cedió su nombre a Raquel Meller, personaje inolvidable que sedujo a los públicos en los turbulentos veinte y treinta.En septiembre de 1911 debuta en Barcelona, interpretando temas del maestro José Padilla: “La Violetera“y “El Relicario”. Su extensa y exitosa carrera cinematográfica data de 1919 cuando actúo en la cinta “Los arlequines de seda y oro” films rodado en tres jornadas, que luego aparecería con el título de “La gitana blanca”. En 1922: filmó bajo la dirección de Henry Roussell, la película “Rosa de Flandes”, en 1923, con la dirección del mismo Roussell rodó el film “Violetas imperiales”. “La tierra prometida” fue filmada en 1924. Sus éxitos fílmicos siguieron en 1925 y 1926 con “Ronda de noche” y “Nocturno” del realizador Marcel Silver. “Carmen” en 1926, dirigida por Jacques Feyder. “La Venenosa” en 1930 y seguidamente registró para la Fox y Movietone las cintas “Tarde de Corpus”, “La mujer del torero” y “Flor del mal”. Finalmente, en 1932 con la misma dirección del realizador Henry Roussell, repuso en la ciudad de Barcelona, la versión hablada de la cinta de 1923 “Violetas imperiales”Intérprete original de los cuplés musicalizados por el maestro andaluz José Padilla “La violetera” con letra de Eduardo Montesinos y “El relicario” escrito por Armando Oliveros y José Castelví, recorrió los escenarios europeos imponiendo estilo, clase y elegancia. “La violetera”. Fue el tema principal del film “Luces de la ciudad” (City Lights) película escrita, dirigida e interpretada por Charlie Chaplin en 1931.Durante las tres primeras décadas del siglo XX, Raquel Meller, además de famosa, fue admirada por todos los públicos del viejo continente y de América. Su estrella irradió luz propia que la proyectó internacionalmente.En 1917 conoce al escritor, periodista, diplomático y publicista guatemalteco Enrique Gómez Carrillo, con quien contrae matrimonio el 7 de agosto de 1919, en la localidad de Biarritz, Francia. Este año presenta en Paris, en el Teatro Olympia, los cuplés FLOR DE TE Y AGUA QUE NO HAS DE BEBER que constituyen un notable éxito para la artísta. En febrero de 1922, se produce su ya anunciado divorcio del escritor Gómez Carrillo.Vencido el trauma de la separación, Raquel reafirma sus triunfos en Paris. De la Ciudad Luz viaja a Argentina, Uruguay y Chile. En 1926 recorrió las ciudades de Nueva York, Filadelfia, Chicago, Boston, Baltimore y Los Ángeles.Raquel Meller residió, desde 1930, en Paris, Francia, donde se recreó en una existencia de diva internacional. En la ciudad luz alternó con las luminarias Carlos Gardel y Maurice Chevalier, a quienes llegó a superar en fama e ingresos económicos. Su agraciada voz, incomparable belleza, talento y porte de gran dama, le incorporó gracia y elegancia al Cuplé, llevado de la mano de Raquel Meller a los más exigentes salones de la sociedad de los veinte y treinta. La consagrada actriz de teatro y cine francesa Sarah Bernhardt llegó a expresar públicamente su admiración por la artista hispana denominándola, simplemente, como una “genio” y el productor cinematográfico Cecil B. de Mille la denominó como "máscara de la tragedia",La guerra civil española y la segunda guerra mundial obligaron a Raquel Meller a un cambio de ambiente. En 1937, viajó a Buenos Aires, Argentina, donde permaneció hasta 1939. Concluida la guerra civil en España, retorno a este país, avecindándose en Barcelona, donde contrajo, en 1939, segundas nupcias con el empresario de origen francés Demon Sayac, a quien había conocido en el balneario de Niza. Este matrimonio terminaría cuatro años después.Durante los años siguientes, poco a poco, Raquel Meller experimentó el síndrome de la soledad. Olvidada en Barcelona, trató de resurgir en 1957, en la oportunidad de los estrenos de las películas “El último cuplé” y “La violetera”, cintas animadas por la estelarísima Sara Montiel. Este importante acontecimiento fue aprovechado por Raquel Meller para rememorar sus antiguos tiempos de gloria. En esta situación, la diva buscó recuperar su antigua fama de estrella; pero fracasó en su intento porque las nuevas generaciones no le recordaban ya.Atrás, quedaban para la historia, las canciones que sólo ella supo interpretar e imponer en un mundo frenético: “Mala entraña” y “Flor de té” de Juan Martínez Abades, “ Doña Mariquita” de Luis Fernández Ardavín y Jacinto Guerrero, “Gitana, gitana” de Fidel Prado y Modesto Romero, “La pena”, Manuel Machado y Enrique Collet, “Bajo los puentes del Sena”, de Rafael de León, Manuel López Quiroga Miguel y Salvador Valverde López-Bailly, “Tadeo”, E. de Orbe y Modesto Romero), “La modistilla” de Raquel Meller, “Siempre Flor” y “Mariana” de Rosendo Llurba y M. Lucarelli.La bibliografía de raquel Meller fue extensa, cuantificándose sus interpretaciones en más de medio millar de canciones, conservándose para la posteridad cerca de 400 registros sonoros, muchos de los cuales han sido reeditados para solaz de las nuevas generaciones que ante la carencia de artístas que satisfagan sus inquietudes espirituales, se acercan más al pasado reciente para encontrarse con valores que permanecen unidos al recuerdo de la humanidad.Otros temas de impecable interpretación de Raquel Meller son: Agua que va río abajo, Los amores de Ana, La apache, Ay Cipriano, Ay qué cosa, Ay Ramón, Besos fríos, La billetera, La boba de Coria, La buena discípula, La Calderona, La campana, Canastilla de flores, El chispero, La chocolatera, Los claveles de Sevilla, Clavelitos del Genil, El collar rojo, Cómo se hace el amor, Dame tu piquito, Desengaño, Duérmete mi clavel, La echadora de cartas, El estudiante, Firulí firulá, La flor del mal, La font del Xirineu, La gitana hechicera, La hija del carcelero, Hungría, Los impertinentes mágicos, La isabelina, La lechera del cuento, El liberal, La linda de la aldea, Lola Triana, Mala entraña, Margaritiña, La más plantá, Más que a todo, La mexicana, Mi negro, Mimosa, La modistilla, La monjita, My baby, Nena, Novios y maridos, Oh señorita, Paca la Madriles, La peliculera, El peligro de las rosas, La pena, La Perricholi, Sus pícaros ojos, Pobre Colás, Pobre Mimí, Por no decir nada, Prietita mía, Qué inocente, Rafaeliyo, Rosa de Triana, La segadora, Si yo tuviera un millón, Siempre flor, Soy de Madrid, La tarde del Corpus, Tengo miedo torero, La tonta de capirote, Tristes recuerdos, Valencia, y Yo no sé por qué entre otros.Raquel Meller no tuvo descendencia, empero, adoptó a dos niños: Agustina Gómez Carrillo y Jordi Enric Sayac. Con ninguno de éstos mantuvo lo que podría definirse coma una relación madre-hijos y las existencias de ellos terminarían trágicamente.Ingresada de urgencia al hospital de la Cruz Roja de Barcelona, falleció a consecuencia de una embolia cerebral, el 26 de julio de 1962. Sus restos reposan en el Cementerio de Montjuïc de Barcelona, España.
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