viernes, 19 de junio de 2009

ANTONIO MOLINA

Por: Dra. Egly Colina Marín, Abogado especialista en Derecho Privado. Profesora de Castellano, Literatura y Latín

A la edad de 62 años, falleció en Madrid, Antonio Molina de Hoces, inagotable cantaor de la época de oro de la “Copla española”, elevado por el pueblo español a la cumbre de la gloria, al situarle como uno de los más grandes rapsodas de su tiempo, con una producción musical que sobrepasa los mil títulos.
Nacido el 9 de marzo de 1928, en el barrio obrero de Huelín, ubicado al lado oeste de Málaga, conocido popularmente con el nombre de “barrio perchelero de las Fatigas”, comenzó a muy temprana edad a ejercer oficios agotadores hasta que, en 1945, se avecindó en Madrid, donde cumplió un sinnúmero de faenas no acordes con sus inquietudes de artista.
Finalmente, se desempeña como camarero en centros nocturnos, con la expectación de encontrar oportunidades para demostrar en la práctica sus conocimientos, habilidades y sensibilidad de juglar. Frecuenta ambientes de esparcimiento nocturno frecuentados por personajes de la bohemia. Entre estos ambientes, elige uno en especial: “La Pañoleta”, emplazado en la calle de Los jardines entre Gran Vía y la Puerta del Sol, cuyo propietario Francisco Vega de los Reyes, “Gitanillo de Triana”, ha habilitado como lugar de esparcimiento para quienes gustan de la “fiesta brava”.
A este establecimiento asistían destacadas personalidades del mundillo artístico, cultural y del ambiente taurino. Muchas de estas notabilidades como Pastora Rojas Monje (Pastora Imperio), la más fiel exponente del folclore flamenco de todos los tiempos, Manuel Laureano Rodríguez Sánchez “Manolete” y el matador de toros Carlos Arruza, se hicieron asiduos de este establecimiento.
Por este tiempo conoció y frecuentó al logroñés José Blanco Ruiz “Pepé Blanco”, cantante de prestigio y renombre para la época. En 1947, se alistó como efectivo, en las fuerzas armadas, destinado a la Agrupación de Intendencia 1 de Pacífico. Discreto y metódico como era, Antonio Molina se dio a cumplir con todas sus obligaciones castrenses; pero, la vida militar es extrema y, el carácter vehemente del recluta, le hizo pagar los tradicionales castigos que imponen los supriores a quienes en la vida de cuartel no aceptan someterse a humillaciones e irrespetos a la dignidad y a a sus derechos. Esta especial circunstancia hace que Antonio conocido como “Antonio Málaga”, en el ámbito de cuartel, pague castigos depresivos. Sin embargo, la actitud jovial del conscripto le acuerda querencias y consideraciones por parte de los jefes. Además, Molina se comportaba comprensivo, accediendo a las solicitudes que le formulaban los superiores para que entonara coplas de los consagrados Manolo Caracol, Juanito Valderrama, Angelillo, Pepé Marchena y otros.
Satisfecho en julio de 1950, su servicio militar obligatorio, Antonio Molina continuó con la rutina de su existencia; pero, a finales de este año, incentivado por el promotor artístico José Arroyo y por el compositor José María Legaza Puchol, su profesor de canto, protector y amigo, adopta la determinación de participar en el concurso “Cupones York" certamen promovido por el comerciante José Gómez, a través de Radio España, con la animación del popular presentador Miguel Ángel Soler. El objetivo de este concurso consistía en buscar y seleccionar a jóvenes con talento en la interpretación de aires folclóricos de España. Con esta participación suya, se dilucidó el primer premio del concurso y Antonio Molina saldió airoso hacia la búsqueda de su destino como artista del canto y del arte de la actuación.
Este reconocimiento a su arte, al principio conflictivo, le reportó, además del primer premio que ganó en buena lid, una remuneración de 150 pesetas y un contrato para registrar su voz, en discos de acetato con la disquera “His Master's Voice”, (HMV), por tres años consecutivos, con el rápido registro de sus primeros temas.
Se estrenó en el mundo de la grabación de discos fonográficos con los auspicios del sello fonográfico “La Voz de su Amo” subsidiaria de la firma comercial Odeón, imprimiendo, las canciones “El macetero” del autor granadino José María Legaza Puchol (Madrid, España, 1898-1983) y Fernando Castillejo Osuna (1924), y “Cuando siento una guitarra”, cuya autoría corresponde al compositor Legaza Puchol, discos cuya numeración de impresión se corresponde con el número 184.769. En este mismo período aparece en la casa disquera de Barcelona, otro registro identificado con el número 184.766 que contiene la grabación de los temas “Las palomas de tus manos” en rítmo de alegrías; “Pajarillo volandero”, fandanguillo; "De rodillas te has “hincao” y “Te llamaban la Caoba. Es posible que los seis temas publicados en 1951 se correspondan con las primeras grabaciones hechas por el artísta.
A comienzos de 1951, y después de haber esperado afanosamente la salida de las grabaciones hechas en Barcelona, éstas aparecen finalmente, en el mercado discográfico.
Luego de la aparición de los acetatos con el registro de su voz, abandonó furtivamente Barcelona, marchándose a Madrid donde contrajo matrimonio el 31 de marzo con su novia Angelita Tejedor Capitán, hija de Gumersindo Tejedor Montero y de Paula Capitán Gamarra. Este matrimonio estabiliza emocionalmente al artista y muchas veces piensa en abandonar sus aspiraciones artísticas para dedicarse formalmente a la práctica de un trabajo estable.
Sin embargo, las grabaciones que publicita “La Voz de su Amo”, se escuchan persistentemente a través de las estaciones radiales españolas, entonadas por gente sencilla del pueblo, que se sienten identificadas con la música y su contenido.Antonio Molina a pesar de la difusión que se da a sus trabajos, es un personaje físicamente, desconocido para sus seguidores. No encuentra ayuda externa, y sólo el apoyo de Ángela y sus cercanos familiares, harán posible la revelación definitiva del artista. Finalmente, Antonio Molina se presentaría en físico en el escenario del Teatro Cervantes con los auspicios de la “Compañía de Revistas de Maruja Tomás”, el 23 de febrero de 1952.
En abril de este mismo año, Antonio Molina vuelve a Barcelona, donde registra para su disquera los temas “El agua del Avellano”, “A la sombra de un bambú”; “Bendita sea la hora”, “Seca el llanto y no me llores”, “La Serranía” y “Veinticuatro cascabeles” temas de su amigo el maestro José María Legaza Puchol. El 11 de julio de 1952, el empresario cinematográfico José Hernández Gan le contrata para participar en el film “El macetero”, tema del maestro Legaza. Esta fue su primera incursión en el cine y, de acuerdo con la crítica, la interpretación de las canciones “El macetero” y “María de los Dolores” colocaría a Antonio Molina en cómoda posición para su futura vida artística.En enero de 1952, el empresario Juan de Lara, le contrata para que se incorpore al elenco del espectáculo “Fantasía de Estrellas”. Esta representación, cuenta, además, con la participación de consagradas estrellas como Carmen de Veracruz, bolerista mexicana conocida como “la voz que acaricia”, las cantantes Mari Carlota; Mari Nieto y Chari Córdoba, el ventrílocuo Fregolín, el guitarrista Manolo “El Sevillano” y la pareja de baile de los hermanos Muñoz Reina.
La compañía patrocinada por Juan de Lara debutó en el “Gran Teatro de Córdoba”; después, audicionó en la plaza de Toros, en la calle Monjas de Motril, Granada. Después, el 14 de septiembre, la compañía se presentó en Cádiz.
Cuando el espéctaculo arribó a Málaga, Antonio Molina ya actuaba como figura estelar de éste. El “Teatro Cervantes” le recibió y halagó. Durante las dos primeras actuaciones cuando Molina se disponía a cerrar el espectáculo, el público le respondía cautelosamente; pero, a partir de la tercera audición, toda Málaga se había dado cita en el Cervantes. Sus coterráneos del barrio “Huelin” se unieron a los de “La Trinidad” y a éstos, los de “Capuchinos” y “El Palo”, afirmándose como un artista de clase y de éxito.Culminada la temporada, “Fantasias de Estrellas” debutó en Madrid. Aquí, Antonio Molina se lució como figura principal del espectáculo. Su voz, entonaba con maestría agradable guajiras, colombianas, milongas, vidalitas, habaneras y cantes de ida y vuelta.
Un litigio con el empresario Juan de Lara alejó a Antonio Molina del especáculo que patrocinaba Juan de Lara. Este litigio se prolongaría por muchos años, pero en el ínterin Antonio Molina participa en la gala “Asi es mi cante” que se presenta en el “Teatro Fuencarral" de Madrid.
El viernes 11 de enero de 1953, la “Vanguardia Española” de Madrid reseñó en sus páginas el éxito de esta presentación: “el joven artista malagueño, posee una voz fresca, y fácil para el paso de los diversos registros. Tiene también un aliento poderosísimo y sabe imprimir al cante flamenco un sello completamente personal lo que constituye otro de sus indiscutibles méritos”, para agregar: “Su éxito de ayer fue grande, clamoroso, realmente extraordinario. El público se entregó desde los primeros momentos al arte de Antonio Molina que con sus “serranas”, “Sus campanas de San Lorenzo”, su bello pregón “El macetero”, la milonga “Cuando siento una guitarra”, la zambra “Dime qué motivos tienes” y sus alegrías, arrancó ovaciones tan encendidas, tan insistentes, tan espontáneas que rarísimas veces alcanzaron iguales términos en un teatro”. Iguales o superiores conceptos habían sido vertidos por el prestigioso diario madrileño en sus ediciones del 10, 12, 15 y 25 de enero de 1953.
El espectáculo presentado por Antonio Molina estuvo integrado por la cantante y bailadora Tona Radely, la vedette musical Maruja Ordovas, la cantante Mary Nieto, el ventrílocuo Frigolin, la pareja de baile Ruiz-Moreno, la actriz cómica Carmen Daina, los actores Gran Baeza y Tono, las componentes del ballet y el guitarrista Manolo “El Sevillano”.Con el espectáculo “Así es mi cante” Antonio Molina da inicio a la temporada que se corresponde a 1953.
Después de su apoteósico triunfo de Madrid, viaja a Barcelona, donde se presenta en el “Teatro Poliorama” de Barcelona. Después viaja a Cádiz, Valencia, Málaga y nuevamente en Madrid donde se actúa el 4 de abril, en el conocido “Teatro Calderón”.
En diciembre de ese mismo año, protagonizó su primera película, “El pescador de coplas”, del director Antonio del Amo. Aquí, en su lanzamiento como actor, Antonio Molina luce espléndido. Sus compañeros de rodaaje Manuel Arbó, Francisco Bernal, Marujita Díaz, Paul Ellis, José Franco, Manuel Guitián, Tony Leblanc, Arturo MarínManuel Monroy y Luis Moscatelli, dan forma a una comedia musical relacionada con la vida diaria de los pescadores. Es un argumento fresco, con una voz angelical. Los temas “Yo quiero ser mataor” de Manuel Gordillo y Ramón Perelló y “Adiós a España” de Ramón Perelló y Daniel Montorio, colocan a Antonio Molina en el pináculo de la popularidad.
En 1954 conforma su equipo artístico para actuar en el “Hechizo”, espectáculo que bajo su dirección se presenta en “ Teatro Calderón”. Su esperado éxito no sólo llegó, sino que, además, se consolida con el correr del tiempo. El artista debió permanecer muchas horas en estudios de grabación registrando para su público las melodías que le exigían. Asimismo, participa en espectáculos públicos en clubes y plazas de toros, inaugurando un nuevo medio de comunicarse con sus admiradores.
Los éxitos se sucedían interminablemente. Los títulos de sus canciones se escuchan al pregón, y desde todas las latitudes se canturreaban: “Soy minero”, el tema más popular de su carrera de cantante; “El macetero”, “El agua del Avellano”, “La bien pagá”, “Copla y fortuna”, “Adiós, lucerito mío”, “En el fondo de la mina”, “Cantar, cantar”, “Tu fiesta campera”, “Caminito de mis penas”, “Adiós a España”, “Yo quiero ser mataor“, “El Cristo de los Faroles”, “ A la sombra de un bambú”, “María de los Remedios”, “Malagueña”, “Ay Carmela”, “La hija de Juan Simón”, “Ángela del alma mía”, “Dos cruces”, “Una paloma blanca”, “Mar blanca”, “Soy un pobre presidiario”, “Cocinero, Cocinero”, “Las murallitas de Cádiz”, “La jaca más postinera”, “Soy del norte”, “Caballito Bandolero”, “Veinticuatro cascabeles”, “Ni Alemania ni Francia”, “Puente de plata”, “Camino verde”, “Toros y coplas”, “Tus ojos verdes”, “Como en España ni hablar”, “Mujer extranjera”, “Gibraltar”, “Nana”, “La tortolica”, “Mi pueblecito”, “Portuguesiña”, “Con ese beso”, “Marbella, perla del mar”, “Si a ti te llaman Consuelo”, “Barcelona”, “Ave de paso”, “Ay Málaga mía”, “Pena Blanca”, “Mari Rosa o mar y rosas”, “Te llamaban la Caoba”, “Tientos del ay, ay”, “Una mujer extranjera”, “Preso del desamparo”, “Camino”, “Son tus dientes alhelíes”, “Racimos a millares”, “Mi petenera”, “Plegaria”, “Estudiantina catalana”, “Novia Malagueña”, “Manuela la soleares”, “Rosa Malena”, “El capitán”, “Cuando siento una guitarra”, “De contrabando”, “Coplas de mi Andalucía”, “Coplas de la Mezquita”, “Canela y clavo”, “Campanas de San Lorenzo”, “Buscando pelea”, “Barquito de mi amor”, “La serranía”, “La niña del amo”, “Madre, María de los Dolores”, “Lucero de la mañana”, “Mi costa del Sol”, “Mi rosa morena”, “Pregón de boquerones”, “Perfidia”, “Oye mi campana”, “Penita de amores”, “Palacio moro”, “Celos”, “Ojos negros”, “Piropo español”, “Mi corazón dice sí”, “Pregúntale a la luna”, “Granada, te quiero”, “Puñal”, “Puse un rosal”, “Puente de plata”, “Te comparé con la luna”, “Me quemé las manos”, “Remordimiento”, “Orgullosa y peregrina”, “Siete caballos de espuma”, “Rosa de la Alhambra”, “Seguidillas cascabeleras”, “Piedra fría”, “Oh mi niño”, “Puente de coplas”, “No maltrates a tu madre”, “Vendiendo alegría”, “Nadie se meta conmigo” y “No eres buena”.
Después de su primera aparición en un film profesional, Antonio Molina se descubriría como un inmejorable actor. Sus siguientes películas confirman nuestro aserto: “Esa voz es una mina” de Luis Lucia, data del 1 de abril de 1956; “Malagueña”, del realizador Ricardo Núñez, con una historia de Nene Cascallar y un reparto estelar que integraban los actores Lolita Sevilla, José Prada, Marion Mitchell, Francisco Camoiras, Antonio Puchol, Jesús Castro Blanco, José Manuel Pinillos, Ventura Ollé, Camino Delgado, Alejo del Peral, Jesús Puche, Enrique Andrés, Carlos Ronda y Antonio Andrada; “La hija de Juan Simón”, (1957); “El Cristo de los Faroles” (1958); “Café de Chinitas” (1960) del cineasta Gonzalo Delgrás y “Puente de coplas” (1965) de Santos Alcocer; “Canciones de nuestra vida” del director Eduardo Manzanos Brochero (1975) y “Andalucía chica” que pertenece a la última producción donde intervino Antonio Molina en 1987, con la dirección de José Ulloa.
Sus admiradores han afirmado que “Fue creador de un estilo propio de cantar Copla, basándolo sobre todo en la melodía de su voz cristalina y el portentoso aguante de pecho, que rozaba el minuto en algunas ocasiones. Nos dejó grandes versiones de canciones para los anales de la historia de la Copla: La Estudiantina, Una Paloma Blanca, María de los Remedios, Soy Minero, El Agua del Avellano, La Hija de Juan Simón, El Cristo de los Faroles, Malagueña, Yo quiero ser Matador; y un sin fin de títulos que han sido evocados por muchos de sus admiradores, ya que ha sido uno de los intérpretes más imitados por los buenos aficionados. Ahora que tanto se habla de música fusión y de mezclas en el flamenco y la canción, nos toca escribir sobre una de las primeras figuras que impuso su estilo musical, un poquito de flamenco y más de copla con sabor a Andalucía. Se mantuvo en la cima hasta finales de los sesenta, siempre en olor de multitudes, pero su voz y su extraordinario pecho sucumbieron castigados por tantos excesos y por la entrega que hacía en todas sus actuaciones ante el gran público”.
En 1990, ya retirado de su actividad artística por motivos de salud, recibe juntamente con Juanito Valderrama el “Disco de Platino”, como reconocimiento a su enriquecida trayectoria artística, y por haber alcanzado altas cifras de ventas de sus registros sonoros..Antonio Molina fue un
sobresaliente artista que actúo en la escena, y en su vida privada, con ponderación y respeto hacia quienes le admiraron y continúan admirando. Su presencia en el ambiente artístico de su época, constituye en el presente y, seguramente, en el porvenir aportes significativos para el acervo cultural de la humanidad.
El 18 de marzo de 1992, falleció en Madrid.

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